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Morena, sube que te llevo.

Sitges 1960.

La peluquera catalana estaba enamorada del buscavidas zamorano. Un genio inventor que podía trabajar de barbero, de vendedor ambulante o de cocinero. Daba igual mientras pudieran estar juntos.

Luego vino ella, mi madre. La pequeña ochomesina que lloraba para hacerse oír en un mundo de color gris bajo la sombra de Franco. La espabilada morena pizpireta de cara sonriente y ojos rasgados que hacía suspirar al abogado flaco y decidido. Él insistió y con su voz dulce y ojos de caramelo la conquistó.

Eran tiempos difíciles, dónde un fin de semana en motocicleta por la costa se convertía en un lujo para pocos. Pero el abuelito consiguió ahorrar cuatro pesetas para sorprender a Josefa.

Tiempo después el abogado se armó de valor y le pidió la mano a mi madre, una mujer fuerte multitarea, que puede coser un botón, sacarse una carrera, dar clase de francés a alumnos pre adolescentes, cocinar los mejores macarrones del mundo o escribir una novela con una mano, mientras con la otra hace crecer a sus tres retoños.

2 Replies to “Morena, sube que te llevo.”

  1. Anonymous ha dit:

    Uauuu!! quina història més bonica i commovedora! i la foto mooolt apropiada!

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